La realeza de Alcublas

 

Águila real (Aquila chrysaetos) hembra, Arxiu RMiB

12 de enero de 2022

Alcublas es una población de la Serranía que según datos del censo de 2021 tenía 610 habitantes. Está ubicado en un altozano que une la Calderona y la Sierra de Andilla, a 775 metros de altitud. Sus gentes tradicionalmente se han dedicado a los cultivos de secano y la ganadería, hoy destacan las producciones de almendras, aceite y la miel.



En un rincón del término, la empresa Turia Hides (https://www.turiahides.com/) ha ubicado una instalación para fotografiar aves. Esta empresa liderada por Salva Llavata es escrupulosa con la legalidad y con el respeto por las aves, cuenta con todos los permisos pertinentes, tanto de la Generalitat como de la localidad.


Águila real (Aquila chrysaetos) macho, Arxiu RMiB


Este hide está ubicado en la cabecera de un valle dominado por el monte bajo, acude con regularidad una pareja de águila real (Aquila chrysaetos), además de otras pequeñas aves. Para cebarlas aportan conejos, para que se acerquen los pequeños paseriformes distribuyen algunos tenebrios, gusanos del escarabajo de la harina (Tenebrio molitor) y algunos granos.


Águila real (Aquila chrysaetos) hembra, Arxiu RMiB


Aunque en mis zonas habituales de campeo suelo ver águilas reales, me atraía la posibilidad de verlas de cerca, sin molestarlas y además poder hacer algunas fotos. Las reales son unas aves impresionantes, con sus cerca de 4,5 kg de peso y con una envergadura de hasta 210 cm, son las aves de presa ibéricas más grandes. Las aves adultas solo se distinguen por el tamaño, las hembras son más grandes que los machos, hasta un 30%. A la hora de alimentarse son oportunistas, consumen una amplia variedad presas donde destacan los mamíferos, pero no desprecian otras aves o reptiles.


Curruca cabecinegra (Sylvia melanocephala) macho, Arxiu RMiB


Acompañado de Toni Vela nos acomodamos en el escondite y no tardaron en aparecer los primeros visitantes. Enseguida vimos un jilguero lúgano (Spinus spinus), una pareja de mirlo común (Turdus merula) y un petirrojo europeo (Erithacus rubecula).


Curruca rabilarga (Sylvia undata), Arxiu RMiB


Un poco más tardaron una pareja de curruca cabecinegra (Sylvia melanocephala) y una curruca rabilarga (Sylvia undata).

No había pasado una hora cuando apareció la realeza. Primero llegó el macho que se posó para comprobar que no había ningún peligro y unos segundos después aterrizó la reina, una preciosa y poderosa hembra.

Jilguero lúgano (Spinus spinus)


La enorme hembra se quedó algo más alejada, sobre posadero que tenía el conejo, era el premio gordo. El macho se contentó con unos trozos pequeños ubicados en otro posadero distinto. El macho consumió con su parte con avaricia, en ningún momento se acercó a la hembra. Esta era mucho más cuidadosa, despedazó y consumió su presa con delicadeza.


Águilas reales en Alcublas


Tener una pareja de reales tan cerca te permite comprobar las poderosas armas de las que están dotados. Destacan sus enormes manos que terminan en temibles garras, son un arma letal. Los picos también son poderosos pero quedan un poco empequeñecidos por la profunda mirada de estas rapaces. Tienen unos ojos enormes, se cree que son entre 4 y 8 veces más potentes que los humanos y gracias a ellos pueden detectar presas a mucha distancia.


Petirrojo europeo (Erithacus rubecula), Arxiu RMiB


Una vez consumidas las presas alzaron el vuelo y se marcharon. Mucha suerte amigas, que os respeten las torres eléctricas, las minas a cielo abierto que destrozan las montañas de la Serranía, los cazadores y los generadores eólicos. Seguir muchos años reinando en estas sierras y que vuestros hijos sigan vuestro ejemplo y puedan vivir en libertad.


Texto y fotos de Rafa Muñoz

 

Fuentes

Arroyo, B. (2017). Águila real – Aquila chrysaetos. En: Enciclopedia Virtual de los Vertebrados Españoles. Salvador, A., Morales, M. B. (Eds.). Museo Nacional de Ciencias Naturales, Madrid. http://www.vertebradosibericos.org/

 

Río Cabriel: el paisaje invernal del agua

 

Río Cabriel, Arxiu RMiB

Este blog suele poner foco en intentar reflejar la biodiversidad de las aves que viven en el interior valenciano. Ello tiene el inconveniente que suele perder de vista otros aspectos de la naturaleza tan importantes como son la vegetación, la vida acuática o el paisaje.


Arxiu RMiB


Este invierno he recorrido algunos tramos del río Cabriel a su paso por el municipio de Requena. Es una zona muy bella que generalmente no disfruta con plenitud un naturalista que esté pendiente de las aves que viven dentro de este magnífico bosque de ribera que escolta de un río puro.


Arxiu RMiB


Recorrer sus orillas en invierno puede parecer algo más triste de lo que sería habitual, porque la mayoría de la vegetación ha perdido sus hojas, lo que reduce el cromatismo del paisaje.

 

Arxiu RMiB


Intentaré transmitir que esa hipótesis es un error, aunque es obligado hacer una salvedad, antes de planificar el recorrido conviene consultar la meteorología, en este valle puede acantonarse prolongadamente una espesa niebla que restaría deleite a una visita invernal.


Arxiu RMiB


En invierno aunque se pierden algunas tonalidades, aumenta la intensidad de otras. Impactan los verdes limpios de las coníferas y las coscojas, los infinitos tonos azulados de estas aguas puras que contrastan con el ocre de una vegetación palustre en estado latente.


Río Cabriel, Arxiu RMiB

Quizás esta sea la época ideal para realizar un paseo sosegado que permita prestar atención a detalles más sutiles. Un ejemplo: con la ayuda de una pequeña cámara de acción sumergible podremos asomarnos a un mundo desconocido, el interior del río.


Río Cabriel, Arxiu RMiB


Las limitaciones de esta técnica son muchas, solo podremos aspirar a obtener una toma efímera, un reflejo fugaz que pueda ayudarnos a comprender los cambiantes volúmenes que dibuja la luz tamizada por el agua, recortada por sombras ondulantes de una vegetación mecida por la corriente. 


Nutria (Lutra lutra), Arxiu RMiB


Con estas fotos y un poco de imaginación podremos llegar a suponer cómo serán las aventuras diarias de la vida que bulle allí dentro, como la de una esquiva nutria (Lutra lutra).


Arxiu RMiB


Si centramos la mirada en lo pequeño podremos descubrir las increíbles texturas que aporta un pequeño manantial sulfuroso. Sus aguas cálidas, cargadas de minerales disueltos, tintan el regato de tonalidades lechosas. No olvidemos que aquí mismo hay añosos balnearios termales que siguen activos. 


Arxiu RMiB

Al contrario, si abrimos el angular de la mirada y el día acompaña, descubriremos un cielo con un azul que solo encontraremos en lugares limpios y alejados de nuestras ciudades.

 

Valle del Cabriel, Requena, Arxiu RMiB


Si las nubes se prestan al juego de tamizar el azul dominante, descubriremos lienzos únicos, instantes para colgar en un rincón de nuestra alma.


Valle del Cabriel, Requena, Arxiu RMiB


Si el aficionado a la naturaleza no tiene bastante con todo lo dicho anteriormente, este valle también esconde magia en la textura de sus tierras. Las diferentes combinaciones geológicas, de yesos con calizas, diseñan una paleta de colores singular en la que el verde perpetuo de las coníferas añade el contraste, como el que aporta a una obra maestra un elegante marco.


Río Cabriel, Requena, Arxiu RMiB


Uno de los mayores deleites de caminar solo es que puedes diluir el yo consciente, en estos entornos casi primigenios y salvajes. Este éxtasis solo se consigue al abrir todos los sentidos, centrarlos en intentar absorber toda esta naturaleza.

Al acabar la ruta, cuando regresa la consciencia de lo cotidiano, lo apropiado sería musitar una breve oración a todos los dioses que seamos capaces de inventar, despertarlos un instante de la nada para que eviten que toda esta belleza pueda perderse.


Arxiu RMiB


Fotos realizadas el cinco de enero de 2022, durante un transecto invernal desde Fuente Podrida hasta las casas del Saladar, en Requena, en la orilla valenciana del río Cabriel.


Arxiu RMiB

 

Texto y fotos de Rafa Muñoz.