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Aves de nuestros pinares en invierno

 

Piquituerto común, Arxiu RMiB

6 de enero, Coto Ferrer, Requena

Aunque en invierno nuestros pinares parecen especialmente dormidos y faltos de vida, en algunos rincones se agrupan las pequeñas aves forestales para protegerse de sus enemigos, mientras deambulan en busca del escaso alimento disponible. Todas estas aves que vamos a tratar en esta entrada son sedentarias en el País Valencià, eso quiere decir que están presentes todo el año en nuestros bosques, aunque algunas realizan movimientos dispersivos. Para poder observarlas, esa jornada me acerqué al refugio forestal del Coto Ferrer, también conocido como la Caseta de los Guardias o del Cura, en el oriente del término de Requena, junto a la CV-429 y muy cerca del límite con Yátova. Situado en la vertiente sur de la Sierra de Malacara donde crece un bosque adulto de pino carrasco (Pinus halepensis) y a la próxima área de la Fuente de la Canaleja.

Coto Ferrer, Requena, Arxiu RMiB

Esa mañana encontré:

Agateador europeo, Requena, Arxiu RMiB

Agateador europeo (Certhia brachydactyla)

Tiene 12 cm de longitud y una envergadura en el entorno de los 18 cm. Es una pequeña ave de tonos marrones con abundantes manchas blancas, que trepa por los troncos hurgando en las cortezas en busca de insectos. Para desplazarse en vertical por los troncos utiliza unos pies grandes rematados por largas uñas, además utiliza las plumas rectrices, las de su cola como punto de apoyo. Es una especie insectívora estricta y tiene un pico singular que es largo y curvado, con el atrapa una amplia gama de insectos, tijeretas, orugas, arañas o polillas. Para ubicar su nido eligen pequeños huecos en las cortezas de los árboles o en muros de piedra, un simple desconchón de la cubierta de un muro o una grieta en la corteza le permite hacer la puesta. Esta consta de entre 3 y 6 huevos.

 

Reyezuelo listado, Arxiu RMiB

Reyezuelo listado (Regulus ignicapillus)

Tiene 9 cm de longitud y una envergadura en el entorno de hasta 16 cm, por tanto es el pequeñín de este grupo de aves. Su apariencia es la de una pequeña bola verdosa que recorre el pinar. Viste unos tonos verdosos vivos rematados por un antifaz blanco y llamativa coronilla de color amarillo-anaranjado. Su nido es una bola algodonosa enganchada en las ramas más finas. Pone entre 7 y 11 huevos. Se alimenta de insectos diminutos como los pulgones. En el interior valenciano es una especie escasa como reproductora al requerir bosques húmedos, sin embargo en invierno nos visitan ejemplares invernantes.

Herrerillo capuchino, la Serranía, Arxiu RMiB

 

Herrerillo capuchino (Lophophanes cristatus)

Tiene 12 cm de longitud y una envergadura en el entorno de los 18 cm. Esta avecilla es inconfundible por su cresta similar a la capucha de un monje de un jaspeado blanco y negro. Se alimenta principalmente de insectos y complementa su dieta con el consumo de materia vegetal. En invierno consumen principalmente materia vegetal mientras que en primavera y veranos prefieren una dieta más energética que le proporcionan los insectos. Es la especie menos gregaria de las estamos tratando en esta entrada. Realiza una puesta de entre 5 y 7 huevos.

 

Carbonero garrapinos, Arxiu RMiB

Carbonero garrapinos (Periparus ater)

Tiene 11 cm de longitud y una envergadura en el entorno de los 20 cm. De su plumaje apagado destaca una franja blanca en la nuca. Se alimenta principalmente de insectos y complementa su dieta con el consumo de materia vegetal. 

Procesionaria del pino, Arxiu RMiB


Es una especie sedentaria que en invierno gusta de juntarse con otros páridos, para garantizarse protección cuando vagan por los pinares limpiándolos de insectos como la procesionaria del pino (Thaumetopoea pityocampa).


Mito común en la Canaleja, Arxiu RMiB

 

Mito común (Aegithalos caudatus)

Tiene 13 cm de longitud y una envergadura en el entorno de los 18 cm. La primera impresión al verlo es que estamos delante de una pequeña bola algodonosa terminada con una larga cola, de hasta 9 cm de largo. Para encontrar alimento hurgan cualquier recoveco, para alcanzarlos no dudan en realizar acrobacias, colgados boca abajo gracias a la sujeción que le aseguran sus garras. Se alimenta principalmente de insectos y complementa su dieta con el consumo de materia vegetal. Es una especie sedentaria que construye un nido complejo, se trata de una bola algodonosa con forma alargada que enganchada en el extremo de las ramas más finas. Ponen entre 7 y 12 huevos.

 

Piquituerto común, la Serranía, Arxiu RMiB

Piquituerto común (Loxia curvirostra)

Este singular pájaro es la especie más grande de las que tratamos en esta entrada. Tiene 16 cm de longitud y una envergadura en el entorno de los 28 cm. Es un ave tímida que no se junta con el resto de aves del pinar, prefieren recorrer su territorio en grupos familiares. Tiene un cuerpo diseñado para abrir las piñas y consumir piñones. Sus mandíbulas superior e inferior se cruzan en la punta a modo de tenaza, esto les permite abrir las escamas de las piñas y acceder a su fruto. Son aves sedentarias que viven en grupos familiares, suelen frecuentar las copas de árboles adultos por lo que permanecen ocultos. Solo tienen una debilidad, su dieta de frutos secos les obliga a beber con frecuencia y por ello frecuentan los puntos con agua varias veces al día. Construyen un nido con forma de cubeta escondida entre las acículas de las copas de los pinos. Solo realizan una puesta, ponen entre 3 y 4 huevos.

 

Pinares de la Sierra de Malacar en invierno, Axiu RMiB

Fuentes y referencias:

ARRONDO, E. (1984). “Biología y control de la procesionaria del pino”. Revista Quercus, 14:22-27.

POLO-APARISI, T., POLO-APARISI, M. Eds. (2021). “Atles dels ocells de València”. Societat Valenciana d’Ornitologia SVO. València.

RODRIGUEZ, F. (1978) “Cuadernos de Campo del Dr. Félix Rodríguez de la Fuente, Pájaros cantores, 44”. Editorial Marín. Barcelona.

RODRIGUEZ, F. (1978) “Cuadernos de Campo del Dr. Félix Rodríguez de la Fuente, Pájaros del bosque (I), 8”. Editorial Marín. Barcelona.

https://seo.org/ave/agateador-europeo/

https://seo.org/ave/reyezuelo-listado/

https://seo.org/ave/herrerillo-capuchino/

https://seo.org/ave/carbonero-garrapinos/

https://seo.org/ave/mito-comun/

https://seo.org/ave/piquituerto-comun/

 

 Texto y fotos de Rafa Muñoz, Arxiu RMiB

Carbonero garrapinos, Arxiu RMiB


La Yesa y sus aves

 

Piquituerto común (Loxia curvirostra)

La Yesa es una antigua villa de la Serranía que ha pasó de ser tierra de rudos íberos a plaza que conquistó el Cid al reino de Taifas de los Banu Quasim y que, finalmente tomó Jaume I en 1236. En la actualidad es una villa de poco más de 200 valientes habitantes que se resisten a abandonar la tierra de sus antepasados ibero-moriscos. La mayor parte de ellos son jubilados, los pocos activos que quedan se dedican a la agricultura o trabajan en alguna de las múltiples minas a cielo abierto que son enormes cicatrices abiertas que degradan el paisaje de estas sobrias y elegantes tierras.

Esta población pertenece a la comarca natural del Alto Turia. Su término linda al norte con la aragonesa sierra de Javalambre. Este límite administrativo discurre por el alto de erosionadas y redondeadas cumbres, la mayor es el Alto de Sancho que alcanza los 1501 m  de altitud. Pertenece a la sierra del Sabinar, por desgracia en toda la cuerda se festonean enormes generadores eólicos que rugen como gigantes, su voz es similar a la de un motor de avión. En las desgastadas lomas crecen austeros bosques de pinos de Pinus sylvestris, Pinus nigra, sabinas rastreras (Juniperus sabina) y sabinas albares (Juniperus thurifera) que crecen sobre un suelo que es un infinito lecho de piedras meteorizadas. Más abajo en los valles llanos de tierras calizas, sobreviven algunos cultivos de secano.

El clima de la Serranía es tan adusto como sus gentes, a una fugaz primavera le sigue un verano de calor seco que agosta la tierra. Tras un breve interludio otoñal aparecen las heladas invernales que vuelven a adormecer la vegetación.

Las aves de la Yesa son tan sobrias y resilientes como sus gentes. En esta crónica repasaremos  las pequeñas aves que en otoño sobreviven en las alturas de su término, en las faldas del Alto de Sancho. La escasez de recursos provoca que haya bajas densidades de pájaros, lo que dificulta su observación, pero gracias a un aguardo fotográfico que ha montado Túria Hides se pueden espiar desde muy de cerca. Para atraerlas solo hay que facilitarles lo más preciado para ellas, una mínima pileta con agua permanente. Si además periódicamente les suministran un poco de grano, alguna uva o algún tenebrio, se consigue que este sea un rincón elegido por muchas especies, se convierte un imán para las afortunadas avecillas de la contornada. 


Herrerillo capuchino (Lophophanes cristatus)

 

Herrerillo capuchino (Lophophanes cristatus)

A este pequeño alado de sólo 11,5 cm de longitud vive en los pinares, se le reconoce fácilmente por su erizado capirote. Es sedentario, se alimenta de pequeños insectos y semillas. En otoñó se convierte en un ave descarada que solo está preocupada por alimentarse. Fue la primera especie en acudir a buscar frutos o gusanos de la harina (Tenebrio molitor) que les regala el aguardo fotográfico. Llegué a observar hasta cinco ejemplares simultáneos, que bajaban al suelo, recogían un gusano y corrían raudos a refugiarse en las ramas de pino para comerlo con seguridad. Se basan en su vuelo espasmódico y nervioso, para evitar el ataque de predadores como el gavilán (Accipiter nisus)​​.


Herrerillo capuchino (Lophophanes cristatus)
 

Pinzón vulgar (Fringilla coelebs)

Pinzón vulgar (Fringilla coelebs)

Los pinzones son un poco más grande que los herrerillos capuchinos, alcanzan entre 14 y 16 cm de longitud. Por sus costumbres son como los gorriones de los pinares. En época de cría defienden pequeños territorios mientras que el resto del año se agrupan para deambular en busca de alimento. Visten un plumaje colorido que es más llamativo en los machos, destacan sus partes inferiores rojizas. Son omnívoros pero en el escondite fotográfico desprecian los granos y no hacen mucho caso de los tenebrios. Sin embargo diferentes grupos recorrieron toda la zona de la balsa buscando alimento, incluso algunos se detuvieron a beber.


Pinzón vulgar (Fringilla coelebs)

  

Alondra totovía (Lullula arborea)

Alondra totovía (Lullula arborea)

Estas aves de 15 cm de longitud pertenecen a la familia de los aláudidos, es la misma familia a la que pertenecen las alondras, terreras y cogujadas. De ellas la totovía es la única que prefiere vivir zonas boscosas abiertas o en sus límites, por esa razón está presente en estas zonas altas de la Yesa. Se alimenta de semillas e insectos, en los alrededores del bebedero comió algunos gusanos, luego se relajó y descansó tumbada, a resguardo del fuerte viento de levante. Me llamó la atención que a diferencia del resto de aves que ante la menor señal de peligro levantaban el vuelo, las totovías plegaban su pequeña cresta, se apretaban al suelo y miraban con cara de susto al cielo. Confían que su plumaje críptico les permitirá pasar desapercibidas, si se quedan inmóviles y recostadas.


Alondra totovía (Lullula arborea)

 

Escribano montesino (Emberiza cia)

Escribano montesino (Emberiza cia)

Este paseriforme alcanza los 16,5 cm de longitud, tiene un colorido apagado que solo se torna llamativo en los machos durante la época de celo. Gustan de vivir en áreas boscosas abiertas y altas, por lo que la zona del Alto de Sancho es ideal para ellos. Entraron al comedero toda la mañana, con tranquilidad se dedicaron a engullir el grano que les proporciona un pequeño dispensador automático, evidentemente esta es una especie granívora.


Escribano montesino (Emberiza cia)

 

Colirrojo tizón (Phoenicurus ochruros)

Colirrojo tizón (Phoenicurus ochruros)

Estas aves son más propias los roquedos aunque también frecuentan pueblos y caseríos, por lo que suelen ser más conocidas. Su longitud es de 15 cm, las hembras visten colores grisáceos y los machos son negruzcos, ambos sexos destacan por lucir una zona anal rojiza que sacuden incansablemente.  Se alimentan en el suelo, entre salto y salto se estiran erguidos para localizar  algún pequeño invertebrado. En el hide fotográfico anduvo toda la mañana una hembra que consumió algún tenebrio y bebió un pequeño sorbo, el resto del tiempo lo dedicó a vigilar y recorrer la zona, sin alejarse mucho de ella, allí tiene todo lo necesario para pasar el invierno.

 

Piquituerto común (Loxia curvirostra)

Piquituerto común (Loxia curvirostra)

Esta es un ave eminentemente forestal que suele ser difícil de observar, estos bebederos artificiales permiten poder disfrutarlos a placer. Dentro del grupo de los pequeños paseriformes estas son las aves más grandes, llegan a los 17 cm de longitud. Tienen un plumaje diferenciado por sexos y edad, los machos son rojizos, las hembras amarillentas y los jóvenes son de color gris oscuro. Se alimentan casi exclusivamente de piñones, aunque no desprecian otros frutos o insectos.


Piquituerto común (Loxia curvirostra)


Si se tiene la posibilidad de observarlos de cerca, enseguida llama la atención la forma y el tamaño de su pico. Para poder acceder a los piñones ha desarrollado una herramienta única, es ganchudo y poderoso. Pero lo más llamativo es que las dos mandíbulas se cruzan en la punta del pico, forman una pinza que les permite abrir las escamas de las piñas para poder acceder a los piñones con la lengua. Este tipo de comida seca es abundante pero les obliga a beber frecuentemente, por lo que se acercan muchos individuos a la pequeña pileta del escondite. Llegaban en grupos nerviosos, ya que cuando beben son vulnerables al ataque de algún gavilán, beben con fruición y se marchan tan rápido como llegan.


Piquituerto común (Loxia curvirostra)


Carbonero garrapinos (Periparus ater)


Carbonero garrapinos (Periparus ater)

Estas pequeñas avecillas de solo 11,5 cm de longitud viven en los pinares y son sedentarias. Tienen colores oscuros en el dorso y claros en la zona ventral. En ellos destaca su cabeza, relativamente grande que tiene un marcado contraste entre su capucha negra y el blanco níveo de las mejillas y de una estrecha franja situada en la coronilla. Se alimenta de pequeños insectos que prosperan en los brotes tiernos de las píceas, complementan su dieta con piñones y otros pequeños frutos. Son unos equilibristas que deambulan en las ramas y que pocas veces bajan al suelo, pero en el comedero no dudan en bajar para recoger algunas semillas.


Carbonero garrapinos (Periparus ater)

  

Carbonero común (Parus major)

Carbonero común (Parus major)

Ave muy parecida a su primo el garrapinos pero es más grande, llega hasta los 14 cm de longitud. Se diferencia porque prefiere vivir en lugares con recursos más variados, desprecia el pinar cerrado y gusta de habitar pueblos, jardines, huertos o campos mosaicos de diferentes cultivos. Visten un plumaje contrastado entre la cabeza negra y un dorso verdoso oscuro, respecto del vientre de amarillo vivo, atravesado por una franja negra que baja del babero al vientre. Pueden comer cualquier insecto que les quepa en la boca o frutos que puedan abrir con su pico afilado, con forma de estilete. Aunque la zona donde está el observatorio no les es muy propicia, como son muy adaptables han aprendido que aquí regalan frutos, por eso lo frecuentan. Sólo entró un macho que recogió  pequeñas pipas que abrió con habilidad mientras las sujetaba con sus pies.


Carbonero común (Parus major)

 

Pico picapinos (Dendrocopos major)

Pico picapinos (Dendrocopos major)

Este es el pájaro carpintero más pequeño que tenemos en el interior valenciano. Era una especie que llegó a ser muy rara pero en los últimos veinte años se ha recuperado y vuelven a abundar en nuestras campiñas. Tiene una longitud de hasta 26 cm, su plumaje es un contraste de manchas negras y blancas, a las que añade unos semáforos de rojo vivo que visten en la nuca los machos y ambos sexos en la zona anal. Para vivir eligen bosques maduros donde puedan encontrar madera muerta en la que capturar larvas, no desprecia consumir otros insectos o en la otoñada frutos secos, piñones o bellotas, que pueden complementar en primavera con frutos. En el resguardo fotográfico de la ladera entró por separado una pareja, ambos bajaron a beber con ansia y se marcharon con rapidez.


Pico picapinos (Dendrocopos major)

 

Zorzal charlo (Turdus viscivorus)

Zorzal charlo (Turdus viscivorus)

Este túrdido es el más grande de su familia en Europa, alcanza los 29 cm de longitud. Su plumaje es pardo grisáceo en el dorso en contraste con el vientre blanquecino-amarillento, salpicado de motas oscuras. Para vivir elige zonas boscosas hasta los 2000 m de altitud. Comen insectos de todo tipo, frutos y semillas. Es un ave tímida porque sufre mucha presión con la caza, por tanto es muy difícil poder observar bien. Por ello es ideal poder sentarse detrás de un espejo espía y observarlo como engulle tenebrios, sin dejar de vigilar nerviosamente su entorno. Esa mañana entraron dos ejemplares que con el plumaje otoñal estaban preciosos. 


Zorzal charlo (Turdus viscivorus)


Mirlo común (Turdus merula)


Mirlo común (Turdus merula)

El mirlo es una de las aves más adaptables y por tanto más abundantes. Tiene un tamaño mediano con sus hasta 25 cm de longitud. Tiene un plumaje inconfundible de un negro brillante que adornan con picos y ojeras de un amarillo anaranjado muy llamativo. Pero también podemos observar ejemplares jóvenes de un exclusivo luto y hembras con un marrón oscuro generalizado. Es una especie que además tiene un canto melodioso que llena las noches de pueblos, jardines, campos y bosques. Además cuando con nuestro paseo sorprendemos alguno, se levanta con un cacareo estruendoso que delata nuestra presencia al resto de especies. En época de cría gusta de rascar el suelo en busca de insectos y lombrices, esto incluye que puede escarbar nuestros tiestos, desparramando la tierra y tallos por balcones y terrazas. En otoño prefiere consumir frutos y semillas. En el aguardo fotográfico de la Yesa no se presentó ninguno el primer día y el segundo lo frecuentó un mínimo de cinco de ejemplares distintos.


Verderón serrano (Carduelis citrinella)


Verderón serrano (Carduelis citrinella)

Estas aves son similares a los conocidos verderones y verdecillos, pero se reproducen en los límites de los pinares, los más próximos a  las cumbres de nuestras montañas, por tanto alejadas de la vista de la mayoría. Solo en invierno deben bajar de las crestas para encontrar alimento en nuestras sierras y campos del interior, como los de la Serranía o del Altiplano de Utiel-Requena. Tienen un tamaño de 12 cm y visten una combinación de verde, gris y amarillo. En España sobrevive el grueso de su población mundial que también se distribuye en las zonas altas de centro Europa, buena parte de ellos vienen a pasar el invierno a nuestras latitudes. Se alimentan de una amplia variedad de semillas, incluidos piñones. Al aguardo solo se acercaron para beber, algún individuo solitario o en pequeños grupos de hasta cinco individuos. 


Verderón serrano (Carduelis citrinella)


Acentor común (Prunella modularis)

Este pequeño paseriforme es un amante de la espesura, no le gusta quedar expuesto al sol, prefiere pasar desapercibido en la sombra. Tiene hasta 14 cm de longitud y su plumaje es una mezcla críptica de tonos marrones y un azulado grisáceo, salpicado de motas oscuras, por tanto es ideal para camuflarse en la vegetación. En nuestra zona es un ave exclusivamente invernante que llega desde los países centroeuropeos, las aves reproductoras del norte de la Península Ibérica son sedentarias. Es un ave insectívora que en el escondite fotográfico consumió algún tenebrio pero prefería deambular por el suelo al amparo de los romeros en busca de pequeños insectos, aunque también se acercó a beber, eso sí en la sombra. ¡No es amigo de los focos!


Acentor común (Prunella modularis)


Este es un pequeño resumen de dos jornadas otoñales escondido en el aguardo observando y  fotografiando aves, el 23 de octubre y el 4 de noviembre de 2022. Es muy recomendable acceder a uno de estos hides fotográficos para poder observar y fotografiar las tímidas aves de nuestros bosques y montañas. Si el naturalista es capaz de olvidarse de las aves raras o de las grandes y espectaculares, si el aficionado a la fotografía relega el estrés de conseguir la foto ideal, de la especie magnífica, con la pose y el fondo soñados, es cuando el amante da la naturaleza puede disfrutar de la cercanía de unas aves que aunque generalmente son comunes, también son esquivas. Sentado en silencio se puede admirar con detalle desde la belleza del plumaje críptico de la totovía, la espectacular cresta del capuchino removida por el viento, hasta los movimientos nerviosos de un zorzal




Estos son solo pequeños ejemplos de los innumerables detalles con los que podría extender esta crónica, intentado describir la belleza de las aves comunes del interior valenciano, pero como estamos en tiempos de imágenes impactantes y poca prosa, será mejor dejar aquí este pequeño relato ilustrado. Solo me resta dar las gracias a Salva Llavata y a Raúl de Turia Hides.

 

Referencias y bibliografía:

https://www.turiahides.com/

Mateo, G., Gómez, C. (2003). “Adiciones al catálogo de flora de las comarcas valencianas de los Serranos y Ademuz, I. Flora Montiberica 24: 19-26 (IX-2003)

https://rua.ua.es/dspace/bitstream/10045/121337/1/CuadBio_62_01.pdf

 

Texto y fotos de Rafa Muñoz, 2022.

Las aves de los sotos del río Magro

 

Reconstrucción fotográfica de escena de caza de gavilán (protagonista real) y bando estornino negro (extras)

Hortunas, 12 de octubre de 2020

Esa mañana realicé un recorrido por el valle del río Magro poco antes de abandonar el término de Requena. La mayor parte de las observaciones las hice en la cuadrícula UTM XJ76. Fue un recorrido circular de 6 kilómetros entre la Canaleja y las Quinchuelas, regresando por la CV-429, la comarcal entre Yátova y La Portera.


Pico picapinos (Dendrocopos major)

A las 8 de la mañana cuando todavía no había levantado el sol en la Canaleja se veían muy activos los pícidos. En este tramo hay dos parejas de Pito ibérico (Picus sharpei) y cuatro o cinco de Pico picapinos (Dendrocopos major). Adjunto mapa con los territorios.


Territorios de Pito ibérico y Pico picapinos en Hortunas, Requena

Las choperas se visten de tonos ocres, amarillos y rojizos lo que convierte un paseo otoñal en un deleite para los sentidos. Entre las huertas, cultivos hay muchos barbechos agostados, donde crecen enormes pies de Hinojo que están repletos de caracoles, allí predomina el amarillo que contrasta con el rojizo de la viña y el morado de las racimas que no han recogido los vendimiadores.


Pito ibérico (Picus sharpei)

En esta zona hay unas 20 parejas de Estornino negro (Sturnus unicolor) que en otoño e invierno se vuelven gregarias, se agrupan en bandos. En grupo aumenta su protección frente a predadores y localizan mejor los recursos alimenticios. En estos bandos también se puede encontrar al Estornino pinto (Sturnus vulgaris) pero en Hortunas de momento solo están los sedentarios estorninos negros.


Bando de estorninos

Cuando estas aves detectan predador levantan el vuelo y se juntan mucho formando un bando llamado "sort sol", traducido sería como sol negro. Los ornitólogos británicos les llaman “Murmuration starlings” (Murmullo de estorninos). Estos grupos, a veces de varios miles de aves, se mueven cambiando la dirección de vuelo al unísono, esto provoca que un predador no pueda apuntar a ningún individuo concreto y por lo tanto falle el ataque aunque sea tan rápido como un halcón peregrino en un picado.


 Estornino pinto (Sturnus vulgaris)

Estas aves también acostumbran a reunirse antes del anochecer en bebederos donde además se bañan, después alzan el vuelo y se agrupan, entonces realizan algunas acrobacias, luego se dirigen a un dormidero comunal donde gracias a su elevado número además de la protección consiguen pasar la noche más calientes. Se desconoce cómo logran coordinarse en vuelo, es como un magnetismo por el que siempre mantuvieran a una mínima distancia con sus vecinos y no chocan nunca. Hay teorías que aseguran que lo logran gracias a mecanismos neuronales que les permiten sincronizar los movimientos.


 Estornino negro (Sturnus unicolor) 

Esa mañana observé un bando prieto de unos 80 estorninos negros, supuse que debía haber un predador y no tardé en comprobar que sobrevolaba la zona un Gavilán común (Accipiter nisus). Desaparecido el predador los estorninos volvieron a su deambular entre la vegetación de ribera para alimentarse.


La Canaleja

Además encontré 2 grupos familiares de Arrendajo euroasiático (Garrulus glandarius), 3 grupos de Carbonero común (Parus major) y un Cuervo grande (Corvus corax) que cantaba al amanecer.


Abubilla (Upupa epops)

No logré encontrarla con la vista pero cantaba una Alondra totovía (Lullula arborea). Observé 3 grupos diferentes de Curruca capirotada (Sylvia atricapilla), un solo Alcaudón meridional (Lanius meridionalis meridionalis), una pareja de Cernícalo Vulgar (Falco tinnunculus), una Abubilla (Upupa epops), se oían los cantos de cuatro ejemplares distintos entre la vegetación del cauce de Cetia ruiseñor (Cettia cetti), así como aves en migración como el Avión común (Delichon urbicum) y la Golondrina común (Hirundo rustica).


Piquituerto común (Loxia curvirostra)

Un ejército de pequeñas aves alegró mi paseo, algunas con sus cantos como el Cistícola buitrón (Cisticola juncidis), otras haciendo acrobacias en lo más alto de los chopos como el Herrerillo común (Cyanistes caeruleus), Jilguero europeo (Carduelis carduelis), Lavandera blanca (Motacilla alba), Mirlo común (Turdus merula), Mito común (Aegithalos caudatus), Mosquitero común (Phylloscopus collybita) y un grupo familiar de Piquituerto común (Loxia curvirostra).


Estornino negro (Sturnus unicolor)

Se levantaron con el típico palmoteo de alas cuatro ejemplares de Paloma torcaz (Columba palumbus), entre los escaramujos un grupo de Pinzón vulgar (Fringilla coelebs), Tarabilla europea (Saxicola rubicola), Verderón común (Chloris chloris), Zorzal charlo (Turdus viscivorus) y Zorzal común (Turdus philomelos).


Mirlo capiblanco (Turdus torquatus)

La sorpresa de la jornada me la dio una especie que no había visto nunca aquí, un Mirlo capiblanco (Turdus torquatus) que sin duda estaba en paso activo.


Gavilán común (Accipiter nisus)

Otras especies que pude ver esa jornada fueron una Liebre ibérica (Lepus granatensis) y ahora empiezo a prestar atención a los caracoles, intento aprender a identificarlos y me ayudó Toni López. Creo que encontré: Theba pisana, Caracol común de jardín (Helix aspersa), una Caracola (Rumina decollata) y Cernuella Virgata.



Texto y fotos de Rafa Muñoz.