EL ESCRIBANO SOTEÑO / EL SIT GOLANEGRE.

14/07/07.

El escribano soteño (Emberiza cirlus) es un ave amante de los límites de las zonas boscosas donde encuentra matorrales donde buscar alimento y cobijar su nido. Se encuentran repartidas por toda la comarca en donde encuentren este tipo de hábitat pero en muy baja densidad. Sus hábitos son discretos y gustan de vagar solitarios en busca de alimento huyendo de agruparse entre ellos o juntarse con otras especies.

Los machos tienen un plumaje en la cara muy llamativo, es un de las aves mas bellas. Las hembras son más apagadas y discretas. Se alimentan de semillas, bayas e insectos. Estas aves son sedentarias lo que les permite empezar las puestas al principio de la primavera.

La bibliografía cita que son frecuentes tres puestas por temporada. Pues esto es lo que he podido comprobar en La Portera, Requena, caminaba por una pista junto al río Magro. Por la mañana me sorprendido una hembra que ha levantado el vuelo presurosa. No he podido ver de donde salía, pero se posado entre unas ramas a unos 10 metros y he podido verla bien con los prismáticos.


He seguido el recorrido que tenía previsto. Medio kilómetro más adelante he podido observar a placer a un joven del año que salía de un baño y se estaba atusando el plumaje en lo alto de arbusto. Estaba completamente solo lo que indicaba su total independencia de sus padres. A medio día cuando volvía sobre mis pasos en el mismo lugar de antes ha vuelto a salir la hembra del mismo sitio y con las mismas prisas. No he tenido más que mirar dentro de una aliaga junto al camino y allí he encontrado su tesoro. Un nido en el centro del arbusto espinoso con tres preciosos huevos que supongo serán la tercera puesta de este año, dado las fechas en las que estamos. Le he hecho una foto rápida y he continuado mi camino bajo un sol que apretaba.


Rafa Muñoz.

UNA NUEVA GENERACIÓN SE ABRE PASO


7 y 8/07/07.

Una vez finalizado el Censo para el ATLAS Comarcal el sábado me dediqué a comprobar como evolucionaba la naturaleza en la zona que suelo campear, La Portera en Requena. Empecé la mañana acercándome a comprobar si una pareja de culebreras europeas (Circaetus gallicus) que encontré hace dos años había vuelto a ocupar el nido. Efectivamente junto a un pequeño camino, al lado de una casa de labor y de sus viñas que ocupan el centro de un estrecho vallejo, sobre un pequeño pino, allí estaba un precioso pollo totalmente emplumado permanecía totalmente estirado sobre la pequeña plataforma. Solo sobresalía su espectacular ojo amarillo. Le hice una foto testimonial con el telescopio y me marché.

Esta es una curiosa pareja que parece contradecir lo escrito sobre los nidos de estas rapaces. La mayoría de las plataformas se construyen en las copas de árboles que no resalten del resto, esta pareja lo tiene en un pequeño pino de no más de 10 metros y en una rama lateral. La plataforma es estrecha y apenas cubre al pollo que ya tiene un plumaje completo de vuelo y todavía no ha abandonado el nido, por lo que tendrá entre 45 y 60 días de vida. En breves abandonará la plataforma para esperar sus cebas en los alrededores. A los 70 días empezará a volar.



Luego me acerqué a una cantera abandonada a unos dos kilómetros. En ella criaban una pareja de mochuelos (Athene noctua), una de cernícalos (Falco tinnunculus) y varias grajillas (Corvus monedula). Para mi sorpresa al llegar observo una silueta enorme volando a ras de la ladera. Se posa en lo más alejado del cantil y me da tiempo a enfocarla con el catalejo. ¡Es un búho real (Bubo bubo)! No tenía referencias de la especie en esta zona y sorprendentemente no hay rastro del resto de vecinos, no me extraña. Con tranquilidad paseo por la zona fijándome en todos los detalles. Llego a la parte alta y los únicos rastros de vida son deyecciones en las paredes y los restos de un zorro (Vulpes vulpes). Con tranquilidad voy bajando prestando atención a todos los huecos, grietas y repisas. ¡Nada! Casi abandonando el lugar me ha entretenido una collalba rubia (Oenanthe hispanica). Miro de nuevo la repisa que yo elegiría de ser un búho y… ¡un pollo, totalmente emplumado! ¡Ahora entiendo por qué no hay rastro del resto de inquilinos!

Está con muy mala cara, inmóvil y deseando que no lo vea. Me agacho abro el trípode del KOWA, le acerco la COOLPIX y le saco la foto de rigor. Rápidamente abandono la zona. Es el tercer nido que encuentro esta temporada. Y los tres en zonas a priori marginales, uno en un pequeño barranco arenoso y los otros dos en pequeñas canteras abandonadas en la zona central de la comarca.

Acabé la mañana en la balsa de El Pontón, allí como novedad dos cigüeñuelas (Himantopus himantopus) echadas en las orillas en actitud de incubar. Por la tarde en uno de los barrancos dentro del Parque Natural del Cabriel, dentro de una casa de labor abandonada encontré tres murciélagos de herradura pequeños o también conocidos como rinolofos pequeños (Rhinolophus hipposideros) colgados boca abajo. Dos eran claramente hembras que abrazaban a dos crías casi del tamaño de sus madres. Pensé en lo apropiado de la expresión “abrazo maternal”. El día continuó con numerosos grupos familiares de distintas especies plagados de jóvenes que se abren paso.



El domingo como más señalable contaros que en Campo Arcís pude sorprender y fotografiar a placer a un grupo de galápagos leprososo (Mauremys leprosa). Algunos adultos enormes se soleaban con diminutos jóvenes encima de su caparazón. Pollos de gallineta (Gallinula chloropus) correteaban por los alrededores. El inicio del verano, huyendo de las horas centrales con más calor, es una de las partes del año que más sorpresas depara en los paseos por los campos y bosques de este magnifico rincón peninsular.



Mensaje y fotos de Rafa Muñoz en el FORO SVO Aves.