Año de lúganos y de pinzones reales

 

Grupo de pinzón real​ (Fringilla montifringilla)

Las aves son animales adaptados al vuelo, esa capacidad les permite realizar largos desplazamientos lo que les facilita disponer de diferentes recursos, dependiendo de la época del año. La migración es el viaje estacional, de ida y vuelta, que  les permite evitar condiciones climáticas adversas. Además es sabido que la disponibilidad de los recursos es cíclica, desde la producción de semillas, la abundancia de insectos o pequeños mamíferos, tienen periodos de abundancia a los que siguen otros de escasez. La posibilidad de realizar largos desplazamientos con una gasto energético asumible, permite salvar una escasez puntual.


Jilguero lúgano​ (Spinus spinus)

La Península Ibérica es un refugio invernal ocasional para algunas aves que en condiciones normales no necesitan llegar tan al sur del continente. Por eso algunos años las podemos encontrar en abundancia mientras que otros apenas se dejan ver. Un buen ejemplo lo tenemos con dos especies de la familia de los fringílidos, el jilguero lúgano​ (Spinus spinus) y el pinzón real​ (Fringilla montifringilla), ambos son primos hermanos de los conocidos jilgueros, pinzones y verdecillos.

Este año los campos de cultivo del centro de la comarca de Utiel-Requena han acogido buenos números de lúganos y pinzones reales, que han venido huyendo del centro y norte de Europa Occidental.

Aquí los luganos se alimentaban de semillas de plantas arvenses, son las que crecen en los barbechos y campos cultivados, como los cardos. Acompañaban a bandos invernales de pardillo común (Linaria cannabina)​ y a grupos mixtos de serín verdecillo (Serinus serinus) y jilguero europeo (Carduelis carduelis). En el periodo invernal las aves que se alimentan del mismo recurso prefieren agruparse en nutridos bandos, juntos consiguen encontrar sustento a la vez que aumentan la seguridad frente a las emboscadas de los predadores.


Pinzón real​ (Fringilla montifringilla)

Los pinzones reales en las campiñas de Requena siempre los he encontrado en viñas que no se habían cosechado y conservaban los racimos, o en viñas recogidas manualmente donde abundaban las racimas, pequeños racimos redondeados con unos pocos granos que por tener poca maduración, se descartan en la recolección. Estos campos actúan de imán para muchas más aves que se alimentan de las uvas acartonadas por los fríos, pero dulces, así como de los raspajos y los huesos.  En estos campos les acompañaba el pinzón vulgar (Fringilla coelebs) y el verderón común​ (Chloris chloris) principalmente.

 

Texto y fotos de Rafa Muñoz.

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