PICAPINOS, PICOS RIJOSOS, Y CHORLITOS.

7.04.08

Pico picapinos (Dendrocopos major) escuchando después de un tamborileo.


Llevo casi treinta años observando las aves y una de las cosas que más me llenan es descubrir comportamientos de las distintas especies. Tener en cuenta que la mayoría de las veces que observamos un pájaro este huye ante nuestra presencia y apenas tenemos tiempo de identificarlo. Este domingo pudimos disfrutar con los pájaros carpinteros. Rafa López y yo preparábamos el censo de la cuadrícula de Requena con recorrido por el norte, muy próximos al casco urbano. En sus 5x5 Km. tendremos que descubrir cuantas especies se reproducen, que tipo de hábitat prefieren y cual es la densidad sus poblaciones.


Recorríamos la campiña pegada al norte de la autovía. Llegamos a la rambla del Rozaleme y con el sol de espaldas nos sentamos ante nuestros catalejos para intentar averiguar qué especies se escondían entre sus zarzas y cañares. Dominaban el paisaje unos enormes chopos (Populus nigra) de los que empezaban asomar sus primeras hojas, todavía pequeñas, arracimadas y de un color ocre. Al poco de estar quietos nos sorprendió un tamborileo muy potente que tapó el resto de sonidos, incluidos el de los coches de la cercana A-3. Enseguida descubrimos al responsable, un precioso macho de pico picapinos (Dendrocopos major). Había elegido el extremo de una gruesa rama de uno de los chopos y lo golpeaba con frenesí. Los golpes se repetían unos segundos a una enorme velocidad y después paraban, el macho aprovechaba para escuchar alguna posible respuesta o de otro macho competidor o por si localizaba a alguna hembra.


Pito real (Picus sharpei)


¡EL TAMAÑO SI QUE IMPORTA!

La escena se repitió varios minutos hasta que nos dimos cuenta que algo sobresaltó a nuestro protagonista. Paró y nervioso, de un salto, subió unos metros hasta colocarse en las ramas superiores. Entonces lo descubrimos, ¡un pito real (Picus sharpei)! volaba directo hacía el árbol donde estaba el picapinos. Este no se le pensó y salió volando en dirección contraria. El pito real resopló con ese histérico chillido similar a un risa aguda y lo persiguió hasta alejarlo de nuestra vista. Precisamente este “relincho” ha puesto nombre al pito en Utiel-Requena, conocido como el “picorijoso”, el mayor de los pájaros carpinteros valencianos. Dedujimos que el competir por el mismo tipo de alimento, las larvas de insectos que viven en la madera muerta, les hace antagonistas y en estos pleitos suele ganar el de mayor tamaño, para los picos “el tamaño si importa”.


Pero otras especies de aves también nos depararon sorpresas como el comprobar que en la mismas afueras de Requena, al igual que en las de Utiel, todavía quedan los conocidos aquí como “chorlitos”, el alcaraván (Burhinus oedicnemus) del que levantamos un ejemplar en el centro de un campo baldío. Otra sorpresa fue el comprobar que en los 7 kilómetros de recorrido circular que hicimos habían tres parejas de críalos (Clamator glandarius) marcando estrechamente a las abundantes urracas (Pica pica). Incluso una de las parejas estaba en el Pinar de la Loma, a las puertas del mismo casco urbano.


Bisbita común (Anthus pratensis) en los eriales de La Loma, Requena.


Alguna de las especies residentes todo el año en estas tierras, las sedentarias, estaban ocupadas en las construcciones de sus nidos. Observamos una hembra de verderón (Carduelis chloris) y otra de verdecillos (Serinus serinus) también. Los estorninos negros (Sturnus unicolor) ya entraban y salían de los huecos que escogen para esconder sus nidos. Viéndolos oímos el trino de un abejaruco (Merops apiaster) que no pudimos ver, pero con estos gañanes enlutados nunca te puedes fiar, son unos magníficos imitadores capaces reproducir hasta el sonido de un móvil que oigan varias veces.


Todavía observamos un tardío bisbita común (Anthus pratensis), esta especie solo utiliza estas tierras para pasar el invierno, así como dos petirrojos (Erithacus rubecula) que lo normal es que también sean invernantes aunque unas pocas parejas se reproducen en los espesos pinares cerca de los barrancos más húmedos, ¿quién sabe?, quizás también en la rambla del Rozaleme, al amparo de sus espesas zarzas, se queden unas pocas parejas a reproducirse. También encontramos dos nidos de golondrina daúrica (Cecropis daurica) bajo de uno de los puentes de la autovía aunque todavía es algo temprano para que llegue el grueso de sus poblaciones, ya pudimos observar un ejemplar en Elx el pasado febrero. La nota triste de la jornada fue el encontrarnos atropellado, a la salida por la carretera de Chera, un erizo europeo (Erinaceus europaeus), que mal pago damos a estos aliados de nuestras huertas que combaten roedores, caracoles y gusanos, ¡intentemos no atropellarlos!


Mensaje de Rafa Muñoz en el FORO SVO Aves.

Fotos de David G. Collado y de Rafa Muñoz, FONS FOTOGRÀFIC SVO.

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